ÍNDICE DEL GULMONT


de los artículos incorporados a los distintos 'blogs' del Grupo Universitario Laboral de Montaña, con otras NOTICIAS actuales.



domingo, 18 de septiembre de 2016

Del invento de los cubitos de caldo.


Siempre he sentido curiosidad por conocer el origen de las sopas preparadas.

En mis primeras salidas de camping y a la montaña, pude percatarme de la gran utilidad de los cubitos de la única marca que conocía entonces: el caldo Maggi. Aquello nos sirvió para recomponer debilidades y hasta para recuperar el calor perdido en los pies, a través de nuestras botas de pescador, vertiendo el caldo calentito dentro de ellas cuando no acertábamos a darle el adecuado grado de concentración.

http://indicedelgulmont.blogspot.com.es/2016/09/del-invento-de-los-cubitos-de-caldo.html

Con Internet encontré la explicación, más lejana en el tiempo de lo que yo creía, en la primera NOTICIA que publicó el Diario de Barcelona, en su primer número, el día 1º de Octubre del año 1792, siendo S.M. Don Carlos IV, bendecidor del invento (desde el trono).

“Del establecimiento de las Pastillas de substancia, que de órden de S.M. se ha hecho en la Provincia de Buenos-Ayres, para el uso de la Marina.”

Queda muy claro qué actividades humanas, enumeradas prolijamente, eran las beneficiarias de aquella magnífica creación: “... pero su utilidad será todavía más apreciable para los viages de Africa al trato de los Negros, ... Una libra de este alimento basta para mantener a 40 Negros, ...”

Hoy las tendencias migratorias se mantienen, pero no de la misma forma, y parece que ya no hay pastillas de substancia para todos. Hace años que se advirtió la posible falta, y se hizo una curiosa película de ficción bastante inquietante: “SoylentGreen” (1973). En ella se presenta una sociedad (futura) donde se aprovechan todos los excedentes de materia alimentaria (natural o depredada) para reciclarlos en nuevas pastillas. La inventiva humana no tiene límites cuando las necesidades acucian. Los mejores inventos afloran en los tiempos más graves. Y la historia no siempre es gloriosa; casi nunca.

También los excursionistas, montañeros y espeleólogos, ¿estaremos en deuda con los negreros?